¿Alguna vez te has preguntado por qué existen diferentes límites de velocidad y por qué es importante obedecerlos?
Existe un riesgo inherente al conducir cualquier tipo de vehículo, no solo para el conductor, sino también para los demás tanto en la ciudad como en la carretera. Los límites de velocidad se establecen con el objetivo de mantener a todos a salvo.
Los límites están diseñados sobre lo que se cree que es la velocidad más segura para el flujo de tráfico y la seguridad de los conductores, pasajeros, ciclistas y peatones. Por lo general, se establecen sobre la velocidad a la que el 85 % de los conductores irían por su cuenta sin los límites establecidos.
Las carreteras con menos intersecciones (y, por lo tanto, menos viajeros que se mueven perpendicularmente entre sí) pueden tener velocidades máximas más altas, mientras que las carreteras con más intersecciones necesitan velocidades máximas más bajas para mover el tráfico de forma segura.
Es por eso que usualmente en la carretera, el límite de velocidad es de 120 kilómetros por hora (km/h), mientras que en tu vecindario es de 40 km/h, y en las avenidas principales de la ciudad suele ser 60 km/h.
Los límites de velocidad además de ayudar a moderar tu velocidad, a su vez reduce la cantidad de tiempo que te toma reaccionar a los cambios en la carretera o el flujo del tráfico y te facilita detener el vehículo si es necesario.
Conducir a una velocidad más alta aumenta el riesgo de perder el control de tu vehículo al tratar de adaptarse a las condiciones cambiantes de la carretera. Si conduces por encima del límite de velocidad, debes tener en cuenta que necesitarás tiempo adicional para detener el automóvil o reaccionar de manera segura a las condiciones cambiantes del camino.
Repercusiones del exceso de velocidad
Según la OMS, se estima que un aumento del 5% en la velocidad promedio ocasiona un aumento de hasta el 10% de los accidentes que causan heridas y el 20% en los accidentes con víctimas mortales. El 83% de los accidentes de exceso de velocidad se deben a que el conductor no se adapta a las circunstancias que lo rodean, como lluvia, terreno, tráfico, etc.
A mayor velocidad, más daños. Esto se debe a que a mayor velocidad se aumenta el desgaste de las llantas, frenos, motor y suspensión de tu vehículo, y a mayor velocidad, más gasto. Se estima que andar a más de 80 km/h incrementa el consumo de combustible entre 20 y 40%.
Para GRUPO SERVICASA respetar los límites de velocidad no solo es un deber legal, sino un acto de responsabilidad hacia uno mismo y los demás en la carretera. Al hacerlo, contribuimos a un entorno vial más seguro y protegemos vidas. ¡La prudencia al volante salva vidas!
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